El ser humano siempre ha destacado por su ambición y por la capacidad de intentar alcanzar sus sueños. La verdad es que a priori puede parecer muy sencillo dotar de sentido al título de este post, pero si uno lo piensa bien, quizá no sea tan fácil. Al fin y al cabo, la ciencia es un concepto real y la ficción todo lo contrario, ambos son términos opuestos, pero están íntimamente relacionados.

Una ficción basada en la ciencia siempre va a poseer un componente de realidad ya que parte de una base científica. En algunos casos, los escritores incluso han sugerido inventos que más adelante en la historia real llegaron a suceder. Uno de los ejemplos más célebres es el de Julio Verne a quien probablemente dediquemos un artículo entero tarde o temprano.

En cualquier caso, este género trata de explorar el impacto que puede llegar a tener la tecnología y la ciencia en la sociedad humana. A pesar de lo que podamos llegar a pensar por los primeros referentes de ciencia ficción que nos lleguen a la cabeza, es un género más antiguo de lo que la mayoría de la gente creería. Esto se debe principalmente a las características humanas de las que hablaba al comienzo del post.

Los primeros compases

Durante los comienzos de este tipo de historias, se trataba de divulgar ideas complejas o filosóficas basadas en posibilidades realistas, la mayoría de las veces escritas por gente relacionada con el mundo de la ciencia. Sin embargo, con el paso del tiempo surgió lo que se conoce como la ciencia ficción blanda que, basándose igualmente en invenciones futuristas, narra historias mucho más inverosímiles, como puede ser el caso de Star Wars. En ambos escenarios se busca una base comprensible para todo el mundo y una perspectiva de futuro, pero satisfacen curiosidades diferentes, por un lado más realistas y por el otro menos.

A mí, personalmente, me apasiona la ciencia ficción blanda debido al crecimiento exponencial de la evolución tecnológica que está experimentando el ser humano. Me encanta plantear posibilidades muy remotas, imaginar cómo sería la llegada de los extraterrestres, un imperio intergaláctico o la vida en otros planetas. Si a alguien le interesan estas fantasías tanto como a mí recomiendo que le eche un vistazo al siguiente vídeo.

Dentro de la lista de “padres” del género de ciencia ficción tal y como lo conocemos hoy en día, desde mi punto de vista, encontraríamos nombres como Isaac Asimov, Robert A. Heinlein, Phillip K. Dick… La Serie de los robots o Ciclo de la Tierra de Asimov y la de La Fundación cuentan historias que a día de hoy suenan perfectamente futuristas, salvando pequeños detalles. No hay que olvidar que estamos hablando de alguien que comenzó a escribir relatos cortos en la década de los 40 y nos presentó las tres leyes de la robótica.

No obstante, ellos también tuvieron un modelo en el que fijarse. El género de aventuras del siglo XIX también solía incluir avances futuristas para su época, como en el Viaje al centro de la Tierra del ya mencionado Verne en 1864. H.G. Wells, por su parte, incluyó elementos tan impensables como una máquina del tiempo o una invasión alienígena poco antes del siglo XX.

Huelga decir que, con el paso del tiempo, el género fue cogiendo peso, la ciencia y la tecnología se fueron introduciendo de forma más inmersa en la sociedad y surgieron diferentes movimientos en diferentes países del mundo. No fue lo mismo la ciencia ficción de los Estados Unidos que la de la Unión Soviética, por supuesto, y eventos como la I y la II Guerra Mundial revolucionaron totalmente el concepto.

Las edades doradas

Por lo general, siempre podemos hablar de dos tipos de edades doradas en el mundo del arte, una que requiere de cierta investigación sociológica y otra que simplemente requiere algo de conocimiento de la propia historia:

  • Muchos expertos han situado la edad predilecta para aficionarte a la ciencia ficción, al margen de la época a la que pertenezca la obra, a los 14 años. Sin embargo, a pesar de que en muchos casos tenga un enfoque algo infantil (especialmente en el caso de los EEUU), ya hemos comentado que muchas de estas obras han inspirado a científicos e ingenieros a perseguir los sueños que una vez les brindaron estas historias.
  • A partir de la década de los 30 en EEUU también se puede hablar de una edad dorada para la literatura de ciencia ficción, ya que se creó la conocida Science Fiction League. Fue como una especie de club privado alrededor de todo el país y se promovió mucho la escritura, por lo que emergieron nuevos talentos. Más tarde, entre los 30 y los 70, John W. Campbell fue muy influyente para el género creando la Astounding Science Fiction. También insistió en la importancia de la investigación científica contrastada e incluso estudió física en la universidad.

Una época de pleno apogeo tecnológico que a día de hoy todavía no se ha detenido. Por su parte, cada vez vemos más novelas que acertaban sus predicciones y otras muchas, por lástima para sus autores, que han envejecido peor. ¡Veremos qué nos depara la imaginación de los escritores de ciencia ficción actuales!